Publicado el Miércoles, 5 de Abril del 2006
Gato encerrado
Desde que se hicieron públicas las características energizantes y sexuales de la maca, no es raro ver que en las calles de Lima y otras ciudades de Perú se venda una bebida basada en esta hierba. Sea para sobrellevar el estrés o mejorar la potencia sexual –por lo que se le conoce como el “Viagra natural”–, la maca se ha transformado en un producto de identidad nacional.No obstante, ningún peruano podrá industrializar y exportar extracto de maca a Estados Unidos. La firma estadounidense PureWorld Botanicals Inc. obtuvo una patente sobre el producto y el proceso para elaborarlo. Incluso, si Perú reconociera la patente, la firma con sede en Nueva Jersey podría impedir la venta de maca en Lima. El de la maca se ha transformado en un caso emblemático de la biopiratería, como se le conoce a la apropiación de conocimientos tradicionales por parte de investigadores y empresas para explotar productos en forma exclusiva bajo la protección de una patente, sin considerar a la comunidad de donde se obtuvo el conocimiento.Perú y Colombia, dos países con una gran biodiversidad, pusieron el tema en la mesa de discusión en sus negociaciones para el TLC con Estados Unidos. Algo que no había sido considerado ni en el NAFTA, CAFTA ni en el TLC con Chile ni en ningún otro firmado por el país del norte. Sin embargo, Perú y Colombia podrían ser los dos primeros en abrir las puertas para legalizarla. La razón es que a cambio de introducir el tema en el TLC, EE.UU. habría logrado que ambas naciones relativizaran las estipulaciones del Convenio sobre Diversidad Biológica de las Naciones Unidas (CDB) –no firmado por EE.UU.– que dice que cada nación es soberana de su biodiversidad; que los estados o comunidades deben dar su consentimiento si otro quiere patentar algún recurso y que los beneficios se deben distribuir equitativamente.Para Fernando Casas, asesor del Instituto Alexander von Humboldt de Colombia, “los tratados de ambos países amenazan el uso de las excepciones, limitaciones y flexibilidades del Acuerdo del Consejo de los Aspectos de Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC)”, ya que incluyen una promesa de adherirse al UPOV 1991, un acuerdo internacional que protege patentes de nuevas variedades de plantas. “Hubiera sido mejor reflejar estrictamente lo planteado en ADPIC en el TLC”, dice Ariela Ruiz-Caro, consultora de la CEPAL.Los primerosLos equipos negociadores defienden su acuerdo. “Tenemos una carta colateral complementaria que estipula compromisos que nos permiten salvaguardar los intereses nacionales”, dice Pablo de La Flor, viceministro de comercio exterior y jefe del equipo negociador peruano. La carta reconoce la necesidad del consentimiento de los países para el uso de los recursos y de una compensación para las comunidades, un acuerdo similar al conseguido por Colombia. Pero podrían no ser suficientes. El tratado evitará patentes de plantas en su estado natural, pero las permitirá para mejoramientos genéticos, lo que “abre la puerta para patentar una modificación a la uña de gato”, dice Pedro Francke, investigador del Centro de Investigación Económica y Social. El gobierno peruano ha aclarado que las compensaciones sí están en el TLC con EE.UU., para lo cual se implementarán contratos privados entre proveedores y usuarios, pero los críticos señalan que eso impedirá usar las reglas de comercio internacional.El asunto no es sólo simbólico. La agencia de promoción de exportaciones Prompex, de Perú, estima que los envíos de productos de biodiversidad, como la cochinilla, la nuez de Brasil y la tara, alcanzaron los US$ 70,5 millones en 2005, siendo EE.UU. el destino principal (25%). “Detrás de esos recursos nativos hay una trama social”, dice Max Rodríguez, consultor de Prompex. Dado el bajo nivel de investigación de los andinos, dejan espacios abiertos a los extranjeros. “Si un bioprospector de EE.UU. ‘descubre’ una forma de vida, podría ejercer ante los tribunales internacionales sus derechos de propiedad intelectual, protegidos en el TLC”, dice Casas.
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