02 May 2006

Sociedad civil exige detener proyecto del gasoducto suramericano

27 de abril 2006
El documento fue enviado a los presidentes de Brasil, Argentina y Venezuela

Ambientalistas y representantes de la sociedad civil de Venezuela, Brasil y Argentina solicitan a sus gobiernos “descartar la construcción del Gasoducto del Sur” y los instan a buscar una alternativa de desarrollo “cónsona con la realidad ecológica, social y económica de la región”.

Siguen sonando las alarmas por el anuncio de la construcción del Gran Gasoducto del Sur.
Esta vez más de 300 ciudadanos, organizaciones y movimientos sociales de varios países principalmente de Brasil y Venezuela, enviaron una carta a los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner; Brasil, Luis Inácio Lula Da Silva; y Venezuela, Hugo Chávez, con el propósito de hacerles un llamado de atención sobre el proyecto gasífero denominado “Gasoducto del Sur” y solicitarles que descarten definitivamente su construcción y los exhortan a buscar una opción cónsona con la realidad ecológica, económica y social de la región.
Esta vez ciudadanos de Venezuela, Brasil, Argentina, Francia, Estados Unidos, España, Alemania, Reino Unido y otras naciones apoyaron con sus firmas una carta en la que se advierten los riesgos que estarían corriendo todas las zonas que estarían involucradas en el proyecto del gasoducto del sur. Se alerta especialmente sobre la amenaza que correrían con ese proyecto las ricas fuentes de agua y biodiversidad de Latinoamérica.
La carta señala los impactos que se podrían generar en la región amazónica de concretarse la construcción de este gasoducto y que pondrían en riesgo la enorme biodiversidad que hay en la zona y las comunidades indígenas que están asentadas en la selva amazónica.
“Bajo los planes actuales éste podría partir desde la desembocadura del río Orinoco en Venezuela atravesando la Gran Sabana en la Guayana venezolana para seguir su ruta a través de la Amazonia brasileña hasta llegar a Buenos Aires en Argentina. Llevaría 150 millones de metros cúbicos de gas venezolano para ser distribuidos a Argentina, Brasil y a Uruguay con posibles interconexiones con el Paraguay y Bolivia”, refiere el documento.
Plantea la carta remitida a los jefes de Estado que la “construcción de un gasoducto a lo largo de más de 8 mil kilómetros y la instalación de decenas de plantas de compresión y de cientos de estaciones de válvulas, tendrían desastrosas consecuencias ambientales debido a que implicaría la deforestación de inmensas masas de selva tropical amazónica, la remoción de grandes cantidades de tierra, apertura de caminos de acceso en sitios vírgenes, instalación de campamentos, posibles desalojos a poblaciones nativas y pueblos indígenas y la proliferación de enfermedades tropicales”, entre otras.
Acota el documento que la intervención de estas áreas naturales protegidas facilitará “el acceso de oleadas de depredadores e invasores”, lo que intensificaría el riesgo de destrucción que de por sí ocasionaría la construcción de este ducto.

Un riesgo ambiental latente
Añade la misiva que “la construcción del gaseoducto afectará el balance ecológico de ríos que serán atravesados a lo largo de la Amazonia, causando impactos adversos como el estancamiento de aguas, la contaminación y la erosión. Las tuberías de hidrocarburos son proclives al desgaste y la corrosión sobre todo en ambientes húmedos tropicales como el guayanés-amazónico lo cual las convierten en un riesgo permanente a filtraciones y rupturas pudiendo crear una catástrofe de dimensiones inimaginables en el Amazonas, ocasionando una clara amenaza para Venezuela, Brasil y sus vecinos”.
El gasoducto, que tendrá un costo que oscilará entre los 20 y los 25 mil millones de dólares, cruzaría casi 522 mil kilómetros de áreas prístinas de la región amazónica que son asiento de más de 22 pueblos indígenas y una diversidad de riqueza biológica aun desconocida.
“El proyecto además no toma en consideración los peligrosos impactos que tendrá la sobreexplotación del gas en las costas y tierras venezolanas, ni tampoco los impactos en la región amazónica conocida como el más grande reservorio de agua y reservorio de biodiversidad. Indiscutiblemente este proyecto agregará más deuda a la ya existente deuda ecológica y social que afecta la región”, continúa la misiva. (Con información de prensa de Amigransa)

1 comment:

Anonymous said...

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