Jessica Martínez Chio/Cambio de Michoacán
Martes 4 de Septiembre de 2007
El estado de Michoacán se encuentra en los últimos lugares en inversión para la tecnología y aprovechamiento de su naturaleza, es por esto que la biotecnología representa una gran oportunidad al estado para recuperarse del atraso estructural que ha sufrido en términos de industrialización y el uso de tecnologías, aseguró Reginaldo Sandoval Flores, presidente de la Comisión de Ciencia y Tecnología del Congreso del Estado, en el marco de la Segunda Jornada Internacional de Divulgación Científica realizada el día de ayer en el Congreso del Estado.
«La industria biotecnológica nos puede dar esa gran oportunidad, pero hace falta voluntad y conciencia de los gobiernos que tienen el presupuesto, de empresarios que tienen dinero, de investigadores y de los legisladores».
Y es que Michoacán es de los principales aportantes en términos agropecuarios, sin embargo «en lo que a valor agregado se refiere caemos hasta el lugar 26, lo que significa que sólo aportamos materias primas, y por eso somos de los últimos lugares en inversión y en aprovechamiento de nuestra naturaleza».
Dentro de dicho evento, Javier Amayra, director de Hiperion Biotech, España, señaló que es vital que los legisladores tomen conciencia de lo importante que resulta la biotecnología para México y Michoacán, ya que abarca aspectos tan vitales como la salud de los humanos, de los animales, del campo, del medio ambiente, así como la producción de nuevos combustibles y nuevos materiales.
A decir del investigador español, el sector de la biotecnología es uno de los sectores con mayores perspectivas de crecimiento en todo el mundo para los próximos años.
Durante la ponencia denominada «Situación actual y oportunidades de negocios en el sector biotecnológico en América Latina», Amayra señaló que actualmente México se enfrenta a grandes retos para poder ofrecer a sus habitantes servicios y condiciones necesarias para una vida digna. En este contexto la biotecnología se presenta como una herramienta poderosa para contender dichos retos, la biodiversidad es riqueza renovable que de ser utilizada de manera inteligente y sostenible, y apoyada por biotecnología, puede potenciarse y convertirse en un soporte permanente para resolver problemas importantes de la nación y poder exportar tecnología biológica y productos terminados de alto valor añadido de origen biológico.
Un país con tal variedad biológica debe desarrollar una visión propia de la biotecnología para manejar y preservar estos recursos, indispensables para el mantenimiento sostenible de los ecosistemas a nivel global.
México cuenta con gran potencial para transformar la biotecnología en la palanca de su desarrollo, hay cerca de un centenar de entidades de investigación en diferentes instituciones nacionales, en las que trabajan 900 investigadores de biotecnología. La comunidad nacional gradúa anualmente 100 doctores en biotecnología, que podrían canalizarse de manera concertada a la consolidación de instituciones y la creación de nuevos centros de investigación y desarrollo.
En México el nivel de biotecnología es alto y cuenta con científicos de primera línea en el área. De hecho, dos investigadores mexicanos formaron parte de los primeros grupos de investigación que participaron exitosamente por primera vez a nivel mundial en el diseño de bacterias y plantas transgénicas. Se trata de los doctores Francisco Bolívar, de la UNAM, y Luis Herrera.
«El desarrollo de México debe basarse cada vez más en la generación y utilización de la ciencia y conocimiento, para superar los retos económicos, sociales y medioambientales».
En el país existen más de 100 empresas biotecnológicas que producen la mayor parte de los más de 120 productos netamente biotecnológicos que se encuentran en el mercado mexicano, así como empresas que han puesto en el mercado fármacos producidos en México con técnicas de ingeniería genética.
Sin embargo, aún sigue existiendo atraso en el aprovechamiento de la ciencia y la ingeniería para fines prácticos. Son pocas las empresas mexicanas que han logrado desarrollar procesos con tecnología propia.
Cabe recordar que en la biotecnología mexicana hubo un arranque promisorio en 1950 cuando se inició la producción semi-industrial de la penicilina, y cuando arrancó la industria de fermentación de los esteroides pero después, a partir de 1960, la industria ha colaborado poco con los investigadores para desarrollar procesos de interés comercial.
Por ello parece prioritario apoyar desde las instituciones públicas la investigación de la biodiversidad y el desarrollo de la biotecnología básica y generar la capacidad para analizar y evaluar las muchas implicaciones del uso de la biotecnología en ecología, salud humana, en la producción industrial y en su impacto social.
Finalmente Sandoval Flores hizo un llamado a los gobiernos a darse cuenta de que «a Michoacán le hace falta la unidad de todos en una estrategia de desarrollo tecnológico», ya que de nos ser así «seguiremos siendo dependientes tecnológicamente y otra vez nos van a ganar esta gran oportunidad de la biotecnología y otros vendrán a invertir, harán patentes, habrá fugas de cerebros y de capital agregado».
No comments:
Post a Comment