Periodico 26, Cuba
Por Robiel Antonio Proenza Hernández Tomado de Visión Tunera
En el huerto intensivo de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) de Playuela, en el municipio tunero de Majibacoa, se realizó la segunda feria de agrobiodiversidad en el cultivo del frijol.
“Es la segunda ocasión en que nos damos cita en este lugar para valorar el comportamiento de los programas de fitomejoramiento participativo”, explica para los espacios informativos de la Televisión de Las Tunas la profesora universitaria Raquel Ruz, máxima inspiradora de este proyecto en la provincia.
Los asistentes vinieron desde lugares muy distantes. En las áreas de cultivo del huerto apreciaron a pie de surco unas 88 variedades de frijol negro y colorado, en tonalidades claras, medianas y oscuras.
“Comenzamos a dar los primeros pasos en el año l999 por el occidente del país. Luego, en el año 2002, se unió Holguín y a finales de 2005 proyectamos nuestro objetivo hacia las áreas que se dedicaban a la producción azucarera”, argumenta el Doctor en Ciencias Rodobaldo Ortiz Pérez, investigador del Instituto de Ciencias Agrícolas (INCA) de Ciudad de La Habana.
En todo el país suman alrededor de 6 mil los campesinos seleccionados para fomentar en sus parcelas las diferentes variedades de leguminosas y granos.
“Buscamos las más resistentes a las condiciones edafoclimáticas de cada territorio, la primera feria se hizo en La Palma, en Pinar del Río, y la dedicamos al maíz. Cuando nos volvimos a reunir ya la gran mayoría de los productores habían generalizado las mejores semillas, una verdadera muestra de extensionismo”, enfatiza la Master en Ciencias, Odile Rodríguez Miranda, del INCA.
El propósito de la feria tunera está bien claro: acercar a los productores a nuevas variedades y que estos sean capaces de introducirlas progresivamente en sus áreas de plantación, en aras de la sostenibilidad alimentaria de los pobladores de las zonas rurales de nuestro país
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