11 November 2007

Acechan desastres naturales a 74 millones de mexicanos


Mileno diario, 10 de Noviembre de 2007

Reportaje Por Juan Pablo Becerra Acosta

En el país, casi la mitad del territorio está en riesgo de padecer catástrofes y, cada año, 125 mil personas más se asientan en zonas de "muy alto riesgo". Sequías, erupciones, huracanes, inundaciones, heladas, incendios forestales, deslaves, lluvias y sismos son los peligros latentes, a los que se suma la negligencia de gobiernos

No es circunstancial la desgracia que transcurre en estos días en el sureste país: desde hace décadas México vive acechado por las catástrofes, agobiado por desastres.
Diversos estudios que han servido para realizar en México atlas riesgos y peligros, como el Diagnostico de peligros e identificación riesgos de desastres en México, de la Secretaria de Gobernación, y el Atlas nacional de riesgos, elaborado por el Sistema Nacional de Protección Civil (PC) y el Centro Nacional de Prevención de Desastres (Cenapred), confrontados con datos de la Secretaria de Desarrollo Social (Sedesol) y el Consejo Nacional Población (Conapo), nos arrojan información de que anualmente siete de cada 10 mexicanos y casi la mitad del territorio nacional están en peligro de ser victimas y escenario de diversos desastres naturales, como los que desde hace dos semanas agobian a Tabasco y Chiapas.
De hecho, si el número de damnificados tabasqueños se confirma (un millón de personas), tal cifra equivaldría a casi dos terceras partes del promedio anual de afectados que el país ha tenido en cinco años: 1.9 millones de personas.

Estos son los datos que se des­prenden de todos los estudios rea­lizados en México en relación con un atlas de riesgos y peligros:
Más de 74 millones de mexi­canos habitan en zonas considera­das de "alto riesgo'' —15 millones en zonas de "alta vulnerabilidad" y 59 millones ante los destrozos que pueden ocasionar cada año los llamados "desastres naturales".
Hay 738 municipios vulnera­bles a los efectos que causan ciclones, lluvias e inundaciones.
Existen 555 municipios que están expuestos a las heladas.
En México, 195 municipios pueden ser afectados por las se­quías.
En 995 municipios del país pueden ocurrir sismos.
Hay 524 municipios en los que se pueden producir incendios forestales.
En el país, 94 municipios son vulnerables a las erupciones.

En términos poblacionales, estas son las cifras del peligro:
13 millones de mexicanos residen en 75 ciudades —de 21 es­tados— ubicadas en las trayectorias que cada año suelen recorrer tormentas y huracanes.
30 millones de mexicanos viven en más de 22 mil localidades de 638 municipios —pertenecientes a 24 estados— que son suscepti­bles de sufrir inundaciones por el exceso de lluvias.
15 millones viven al lado de peligrosas márgenes de ríos —o cauces secos—, laderas de montes y montañas, así como barrancas de cerros.
Cinco millones viven en 3 mil 500 localidades ubicadas en zonas de derrumbes y deslaves.
36 millones viven en 151 ciudades asentadas sobre zonas sísmicas.
20 millones habitan en sitios vulnerables alas erupciones.
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Como consecuencia de este pa­norama, en dos décadas, de 1980 a 2000, hubo 84 desastres natu­rales (al menos cuatro por año), que ocasionaron 10 mil l00 muertos, de acuerdo con un estudio del Cenapred y la Organización de las Naciones Unidas (ONU), realizado por el investigador Daniel Bitrán. Es decir, se trató de 505 muertos por año, en promedio.
Documentos internos de la Secretaría de Gobernación —en poder de MILENIO— que evalúan los efectos de los desastres de 2001 a 2005 (32 en total), asientan que las muertes en el periodo fueron 2 mil 109. Esto es, 421 fallecidos al año, en promedio.
Se trata, en total, de 12 mil 209 muertos en 116 desastres naturales en un cuarto de siglo, en los últimos 25 años (sin contar 2006). Fueron 488 muertos al año, 40 al mes, en promedio.
Y, en cuanto a damnificados, de 2001 a 2005 los afectados fueron 9 millones 679 mil 798 personas. Esto es, un promedio anual de un millón 935 mil 959 personas, más de 161 mil afectados por mes.
En cuanto al nivel económico de la población afectada, se desprende que la mayoría de las personas damnificadas por los desastres naturales son pobres.
Por ejemplo, en 1999, año de las anteriores inundaciones en Tabasco, siete de cada 10 afectados (72%) vivían en municipios con grados de marginación clasificados por el Conapo como "alto" y "muy alto".
Sedesol señala que 30% de las viviendas marginadas del país están asentadas en "zonas de peligro".
Y, a pesar de todo lo anterior, cada año 125 mil personas adicionales se asientan en zonas de "muy alto riesgo".
Estos desastres son económicamente costosísimos: causaron, en casi dos décadas (1980-1999) daños por 15 mil 200 millones de dólares (800 millones de dólares anuales). Esto es, aproximadamente, 167 mil 200 millones de pesos en 19 años, ocho mil 800 millones de pesos al año, en promedio.
Adicionalmente, el periodo de 2000 a 2005 fue particularmente desastroso, ya que ocasionó pérdidas de 69 mil 119 millones de pesos (6 mil 283 millones de dólares). Esto es, de 11 mil 519 millones de pesos al año (mil 47 millones de dólares), en promedio.
En total, en 25 años (1980-2005) las pérdidas fueron de 236 mil 319 millones de pesos (21 mil 483 millones de dólares en un cuarto de siglo). Es decir, 9 mil 452 millones de pesos anuales (859 millones de dólares).
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Pero, ¿todo es obra de la naturaleza?
Según un estudio sobre desastres naturales realizado por el Programa ie de Naciones Unidas para el Medio Ambiente, 90% de estas catástrofes pueden prevenirse.
¿Por qué? Porque el origen de la mayor parte de los destrozos tiene negligentes manos humanas como responsables.
Según se desprende de un informe del Banco Interamericano de Desarrollo (B1D), "las causas principales de las devastaciones son la urbanización rápida y no regulada; la persistencia de la pobreza urbana y rural generalizada; la degradación del medio ambiente causada por el mal manejo de los recursos naturales, además de políticas públicas ineficientes y rezagos en inversiones de infraestructura".
México, naturalmente desastroso, humanamente catastrófico.

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