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¿Y si la hidrología fuera más adecuada que la biología para predecir la biodiversidad?
Un grupo internacional de investigadores acaba de demostrar que un método sencillo, basado en la geografía de la red hidrográfica y en los datos relativos a la escorrentía media, permite caracterizar los esquemas de reparto de las especies de peces en el Mississippi.
El artículo, publicado esta semana en la revista americana Nature, vuelve a poner en cuestión los enfoques actuales en el campo de la biodiversidad y abre nuevas perspectivas para predecir la forma en que los cambios climáticos y las actividades humanas pueden afectar a la biodiversidad.
La cuenca fluvial del Mississippi-Missouri abarca 31 Estados y más de tres millones de kilómetros cuadrados; cubre condiciones medioambientales y tipos de hábitat muy diversos, relacionados únicamente por la red hidrográfica. Al estudiar los datos geomorfológicos del Geological Survey americano, los investigadores –hidrólogos de la Universidad de Princeton y del EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausana), así como biólogos de la Universidad de Maryland– identificaron 824 "sub-cuencas" dentro de la red fluvial, en las cuales han identificado la presencia de 733 especies de peces a partir de una base de datos de las poblaciones piscícolas que viven en agua dulce en los EE.UU. A continuación, utilizaron los datos relativos a la escorrentía media (la parte de agua que fluye por la superficie del suelo sin infiltrarse en él) para determinar la capacidad de hábitat de cada sub-cuenca.
Arriba: mediciones de la escorrentía
En medio: situaciones de las "sub-cuencas";
Abajo: distribución de las especies piscícolas
Sólo con cuatro parámetros, "es un modelo muy sencillo", indica el profesor Andrea Rinaldo del Laboratorio de Ecohidrología del EPFL. Los resultados del modelo han sido comparados con numerosos datos de distribución efectiva de las especies piscícolas. Los investigadores han quedado sorprendidos al constatar que su modelo describía con gran precisión esos complejos procesos.
Este método se podría aplicar a cualquier río e incluso a toda una red hidrográfica. Basta con conocer la geomorfología del paisaje y disponer de una estimación del número promedio de migraciones y de la capacidad del biotopo. El modelo es lo bastante general como para poder describir no sólo la biodiversidad, sino también las migraciones de poblaciones o la expansión de las enfermedades hídricas. Los investigadores prevén proseguir sus trabajos a fin de determinar hasta qué punto la hidrología podría ser un factor explicativo en otras situaciones.
"Estos resultados nos recuerdan evidentemente la extrema importancia del agua (y del relieve moldeado por el agua) para los organismos vivos", indica el profesor Ignacio Rodríguez-Iturbe, de la Universidad de Princeton. El modelo proporciona un marco que podría permitir establecer la conexión entre los cambios medioambientales a gran escala y la biodiversidad. Las modificaciones del régimen de precipitaciones ligadas a los cambios climáticos podrían así ser comparadas con los cambios acaecidos en las capacidades de hábitat y permitir estimar de esta forma en qué medida modificaría un cambio climático la biodiversidad a gran escala. Este método también podría servir para evaluar el impacto de las acciones humanas, como por ejemplo el desvío de cursos de agua o la construcción de embalses, sobre la biodiversidad.
Crédito de la imagen: © Andrea Rinaldo / EPFL
Traducido del francés para ASTROSETI por Marisa Raich
Un grupo internacional de investigadores acaba de demostrar que un método sencillo, basado en la geografía de la red hidrográfica y en los datos relativos a la escorrentía media, permite caracterizar los esquemas de reparto de las especies de peces en el Mississippi.
El artículo, publicado esta semana en la revista americana Nature, vuelve a poner en cuestión los enfoques actuales en el campo de la biodiversidad y abre nuevas perspectivas para predecir la forma en que los cambios climáticos y las actividades humanas pueden afectar a la biodiversidad.
La cuenca fluvial del Mississippi-Missouri abarca 31 Estados y más de tres millones de kilómetros cuadrados; cubre condiciones medioambientales y tipos de hábitat muy diversos, relacionados únicamente por la red hidrográfica. Al estudiar los datos geomorfológicos del Geological Survey americano, los investigadores –hidrólogos de la Universidad de Princeton y del EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausana), así como biólogos de la Universidad de Maryland– identificaron 824 "sub-cuencas" dentro de la red fluvial, en las cuales han identificado la presencia de 733 especies de peces a partir de una base de datos de las poblaciones piscícolas que viven en agua dulce en los EE.UU. A continuación, utilizaron los datos relativos a la escorrentía media (la parte de agua que fluye por la superficie del suelo sin infiltrarse en él) para determinar la capacidad de hábitat de cada sub-cuenca.
Arriba: mediciones de la escorrentía
En medio: situaciones de las "sub-cuencas";
Abajo: distribución de las especies piscícolas
Sólo con cuatro parámetros, "es un modelo muy sencillo", indica el profesor Andrea Rinaldo del Laboratorio de Ecohidrología del EPFL. Los resultados del modelo han sido comparados con numerosos datos de distribución efectiva de las especies piscícolas. Los investigadores han quedado sorprendidos al constatar que su modelo describía con gran precisión esos complejos procesos.
Este método se podría aplicar a cualquier río e incluso a toda una red hidrográfica. Basta con conocer la geomorfología del paisaje y disponer de una estimación del número promedio de migraciones y de la capacidad del biotopo. El modelo es lo bastante general como para poder describir no sólo la biodiversidad, sino también las migraciones de poblaciones o la expansión de las enfermedades hídricas. Los investigadores prevén proseguir sus trabajos a fin de determinar hasta qué punto la hidrología podría ser un factor explicativo en otras situaciones.
"Estos resultados nos recuerdan evidentemente la extrema importancia del agua (y del relieve moldeado por el agua) para los organismos vivos", indica el profesor Ignacio Rodríguez-Iturbe, de la Universidad de Princeton. El modelo proporciona un marco que podría permitir establecer la conexión entre los cambios medioambientales a gran escala y la biodiversidad. Las modificaciones del régimen de precipitaciones ligadas a los cambios climáticos podrían así ser comparadas con los cambios acaecidos en las capacidades de hábitat y permitir estimar de esta forma en qué medida modificaría un cambio climático la biodiversidad a gran escala. Este método también podría servir para evaluar el impacto de las acciones humanas, como por ejemplo el desvío de cursos de agua o la construcción de embalses, sobre la biodiversidad.
Crédito de la imagen: © Andrea Rinaldo / EPFL
Traducido del francés para ASTROSETI por Marisa Raich
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