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14 May 2008

Un método sencillo para predecir la biodiversidad

10-May-2008
ASTROSETI, Noticias y traducciones de Astrobiología, Astronomía, Astronáutica y Ciencia en general

¿Y si la hidrología fuera más adecuada que la biología para predecir la biodiversidad?

Un grupo internacional de investigadores acaba de demostrar que un método sencillo, basado en la geografía de la red hidrográfica y en los datos relativos a la escorrentía media, permite caracterizar los esquemas de reparto de las especies de peces en el Mississippi.

El artículo, publicado esta semana en la revista americana Nature, vuelve a poner en cuestión los enfoques actuales en el campo de la biodiversidad y abre nuevas perspectivas para predecir la forma en que los cambios climáticos y las actividades humanas pueden afectar a la biodiversidad.

La cuenca fluvial del Mississippi-Missouri abarca 31 Estados y más de tres millones de kilómetros cuadrados; cubre condiciones medioambientales y tipos de hábitat muy diversos, relacionados únicamente por la red hidrográfica. Al estudiar los datos geomorfológicos del Geological Survey americano, los investigadores –hidrólogos de la Universidad de Princeton y del EPFL (Escuela Politécnica Federal de Lausana), así como biólogos de la Universidad de Maryland– identificaron 824 "sub-cuencas" dentro de la red fluvial, en las cuales han identificado la presencia de 733 especies de peces a partir de una base de datos de las poblaciones piscícolas que viven en agua dulce en los EE.UU. A continuación, utilizaron los datos relativos a la escorrentía media (la parte de agua que fluye por la superficie del suelo sin infiltrarse en él) para determinar la capacidad de hábitat de cada sub-cuenca.


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Arriba: mediciones de la escorrentía
En medio: situaciones de las "sub-cuencas";
Abajo: distribución de las especies piscícolas


Sólo con cuatro parámetros, "es un modelo muy sencillo", indica el profesor Andrea Rinaldo del Laboratorio de Ecohidrología del EPFL. Los resultados del modelo han sido comparados con numerosos datos de distribución efectiva de las especies piscícolas. Los investigadores han quedado sorprendidos al constatar que su modelo describía con gran precisión esos complejos procesos.

Este método se podría aplicar a cualquier río e incluso a toda una red hidrográfica. Basta con conocer la geomorfología del paisaje y disponer de una estimación del número promedio de migraciones y de la capacidad del biotopo. El modelo es lo bastante general como para poder describir no sólo la biodiversidad, sino también las migraciones de poblaciones o la expansión de las enfermedades hídricas. Los investigadores prevén proseguir sus trabajos a fin de determinar hasta qué punto la hidrología podría ser un factor explicativo en otras situaciones.

"Estos resultados nos recuerdan evidentemente la extrema importancia del agua (y del relieve moldeado por el agua) para los organismos vivos", indica el profesor Ignacio Rodríguez-Iturbe, de la Universidad de Princeton. El modelo proporciona un marco que podría permitir establecer la conexión entre los cambios medioambientales a gran escala y la biodiversidad. Las modificaciones del régimen de precipitaciones ligadas a los cambios climáticos podrían así ser comparadas con los cambios acaecidos en las capacidades de hábitat y permitir estimar de esta forma en qué medida modificaría un cambio climático la biodiversidad a gran escala. Este método también podría servir para evaluar el impacto de las acciones humanas, como por ejemplo el desvío de cursos de agua o la construcción de embalses, sobre la biodiversidad.


Crédito de la imagen: © Andrea Rinaldo / EPFL


Traducido del francés para ASTROSETI por Marisa Raich

02 September 2007

Edward O. Wilson: un héroe del siglo XXI


Edward O. Wilson, de 79 años, viajó hasta Mariquita en busca de la hormiga legionaria descrita por José Celestino Mutis hace 200 años.
Fotos-Herminso Ruiz - El Espectador

Uno de los científicos más importantes del mundo


El decano de los mirmecólogos del mundo, el experto mundial en hormigas, estuvo en Colombia siguiendo los pasos del naturalista José Celestino Mutis.
Alejandro Gaviria / Enviado especial a Mariquita



El Espectador, Colombia

sábado, 01 de septiembre de 2007

Los medios nacionales reportaron el evento de manera escueta. Con la desidia de quien sólo tiene tiempo para sus asuntos. Con el desgano del embrollado en sus problemas. Pero, en otro lugar o en otro tiempo, tenía que haber sido la noticia de la semana. Edward O. Wilson, uno de los científicos más importantes del mundo, ganador de dos premios Pulitzer, autor de decenas de libros sobre temas tan diversos como el comportamiento animal, la biodiversidad y la naturaleza humana, visitó el país esta semana con el fin de inaugurar la cátedra Colombia Biodiversa, una iniciativa conjunta de la Fundación Alejandro Ángel Escobar y de un grupo de ambientalistas nacionales encabezados por Christian Samper y Manuel Rodríguez.

Edward O. Wilson, de 79 años, es el decano de los mirmecólogos del mundo, el experto mundial en hormigas. Su carrera científica ha sido paradójica. Un ejemplo de la universalidad alcanzada por la ruta improbable de la especialización, es como si el pequeño orificio de la mirmecología le hubiese permitido una visión privilegiada del vasto panorama de la vida en la Tierra y de la misma naturaleza humana. Wilson describió las hormigas y fue universal. Una trayectoria científica tan inverosímil como encomiable.

El peregrino

Wilson no vino a Colombia solamente en función pedagógica. Vino también en una peregrinación personal. A seguirle los pasos a José Celestino Mutis, “el primer naturalista del hemisferio occidental”. A mirar con sus ojos lo que Mutis había visto con los suyos hace más de 200 años. Wilson está escribiendo un libro sobre Mutis —espera terminarlo el año entrante, cuando se cumplen doscientos años de la muerte del sabio español— y quería conocer de primera mano la geografía de su nueva obsesión. La tierra sagrada de la Expedición Botánica.

Wilson estuvo el martes en Mariquita siguiendo las huellas de Mutis. La peregrinación lo llevó, primero, a su casa de habitación (sólo queda la fachada) y, luego, al centro de operaciones de la Expedición Botánica. Allí recorrió los amplios salones y el patio exuberante, estropeado por una piscina moderna, improvisada probablemente por un alcalde contratista. Wilson agradeció con amabilidad las explicaciones de los guías locales. Dio una vuelta rápida por el patio. Y abandonó el lugar con impaciencia. Con el deseo febril de visitar el bosque seco tropical donde había trabajado Mutis.

El peregrino no quería perder tiempo con las reliquias. Su meca eran las hormigas. Y en particular, una especie de hormiga legionaria que había sido descrita por Mutis y que Wilson quería redescubrir personalmente. A la salida de la casa, Wilson subió a un pequeño monte, rodeado por una romería de niños curiosos, uno de los cuales preguntó con desenfado: “¿Es qué nunca ha visto hormigas?”. Ya próximo a la cima, el profesor Wilson encontró una hilera de hormigas frenéticas. Recogió varias de ellas y las miró con la lupa que traía colgada al cuello. Por un momento, creyó haber encontrado lo que andaba buscando: la hormiga de Mutis, la legionaria de cabeza grande. Pero después de unos minutos cayó en cuenta de su error. La emoción lo había llevado a confundir el objeto sagrado con una falsificación, con una hormiga distinta. Corriente. Devaluada.

Ya cansado, con la decepción propia de los peregrinos, Wilson descendió hacia la plaza del pueblo. La romería había desaparecido y tuvo tiempo para apreciar los detalles locales. Mencionó la prosperidad del pueblo y la alegría silenciosa de sus habitantes, distinta, en su opinión, a la estridencia musical de otras partes. Sus comentarios sociológicos, inocentes, casi triviales, no delataban al científico combativo, al protagonista de una de las confrontaciones intelectuales más intensas del siglo XX.

El científico combativo


En 1975, Edward O. Wilson publicó Sociobiología, su obra cumbre, probablemente el libro sobre comportamiento animal más importante de todos los tiempos. El libro tiene 27 capítulos. Los primeros 26 son asunto de especialistas. El último —el célebre capítulo 27, dedicado a la especie humana— generó una de las polémicas más candentes en la historia de las ciencias. Wilson sostiene, en el capítulo final, que el comportamiento social de la especie y la misma naturaleza humana tienen una fundación biológica. Que la ética y la estética tienen una base genética. Que estamos preprogramados de emociones y conocimientos. Que la cultura no arranca de cero, que construye sobre lo heredado.

Después de la publicación de Sociobiología, Wilson fue acusado de racista. De liderar una confabulación capitalista para perpetuar la opresión de los oprimidos. Sus clases en la Universidad de Harvard se convirtieron en mítines políticos. En 1978, en una reunión de la Sociedad para el Avance de la Ciencia de los Estados Unidos, Wilson fue recibido por una multitud rabiosa que lo acusaba de genocida. Uno de los manifestantes le arrojó una jarra de agua en el rostro. Otro le arrebató el micrófono y comenzó a gritar consignas enfrente de una audiencia de mirmecólogos sorprendidos.

Los debates de entonces ya quedaron atrás. Muchas de las ideas expuestas en Sociobiología son hoy aceptadas sin discusión. Ya nadie las asocia con la eugenesia y con las peores formas del racismo y la exclusión. El debate está terminado, “ido afortunadamente”, comentó Wilson en una pausa después del almuerzo en Mariquita. A su llegada al restaurante, Wilson había cebado el lugar con pedazos de panela —el principal producto de la región—, con la idea de atraer a la hormiga de Mutis. Al final sólo apareció una hormiga negra, diminuta, que Wilson recogió con destreza y guardó en un tubito de vidrio con alcohol. Un destino inesperado (y feliz, diría yo) para la inocente víctima.

“Si las hormigas hubieran desarrollado la bomba atómica, se habrían autodestruido”, dijo Wilson a la salida del restaurante. El comentario tenía implícita una defensa de la humanidad. Y una crítica a todos aquellos que ponen a la comunidad por encima del individuo. Wilson es un hacedor de aforismos. Un cultor de la economía del lenguaje. El debate político suscitado por sus ideas concluyó, en mi opinión, con su célebre sentencia sobre el marxismo: “Teoría maravillosa. Especie equivocada”.

El activista


Si en los años setenta Wilson ingresó a la arena política empujado por sus contradictores, en los años noventa lo hizo por decisión propia. Wilson es probablemente el campeón mundial de la biodiversidad. Uno de los voceros más célebres (y elocuentes) de la conservación, de la necesidad de proteger la vida en la Tierra. Sus argumentos son los de un científico racional. La biodiversidad, argumenta, incrementa la capacidad de recuperación de los ecosistemas. Los costos de la conservación son ínfimos (una milésima de la producción mundial) y los beneficios, incalculables. La protección de 25 áreas críticas del planeta salvaría 40% de las especies amenazadas. Etc.

Pero Wilson reconoce que su lucha no se definirá en el ámbito de la razón. La conservación, dice, debe asumirse con una intensidad religiosa. “La paradoja de la religión —escribió en Sociobiología— es que aunque mucho de su fondo es ostensiblemente falso, continúa siendo una fuerza poderosa en todas las sociedades”. A pesar de lo escrito, Wilson aspira a fundar una nueva religión basada en la ciencia, en la apreciación racional de la vida en la Tierra. A crear una ética sustentada en el conocimiento. Y alejada del mito. Una religión racional, casi una contradicción en los términos.

La mezcla de ciencia y devoción religiosa parece forzada. Retórica. Incluso falsa. Pero camino a Mariquita, la sinceridad de Wilson se reveló claramente. A la altura de Sasaima, la caravana de peregrinos se encontró con un trancón kilométrico. Inexplicablemente la policía de carreteras había detenido el tráfico en ambos sentidos para facilitar la demarcación de la vía. Wilson salió del vehículo para estirar sus piernas. Y después de caminar 50 metros, encontró un hormiguero al borde de la carretera. Inmediatamente se arrodilló con devoción religiosa. Y permaneció así por unos minutos, como si estuviera rezando, con los ojos a pocos centímetros de la superficie y la lupa en su mano como si fuera un ícono sagrado. La sinceridad de su credo (de la defensa de la biodiversidad sustentada en la pasión por la ciencia) no dejaba dudas.

La imagen de Edward O. Wilson arrodillado en una carretera colombiana resume, en mi opinión, la importancia de su visita a Colombia. Wilson nos permitió, así fuese por unos días, mirar a nuestro país a través de sus ojos. Y apreciar, entonces, nuestro pasado, la valiosa (y olvidada) obra de Mutis. Y nuestro futuro, la preciosa (y amenazada) biodiversidad.

Epílogo


En una rueda de prensa celebrada minutos antes de su cátedra, Wilson dijo que los héroes del siglo XXI serán quienes hagan algo por la preservación de la vida en la Tierra. Después de su conferencia, cientos de jóvenes lo rodearon con un entusiasmo religioso en busca de una fotografía furtiva, de un autógrafo improvisado, de cualquier amuleto providencial. Muchos de ellos, no cuesta imaginarlo, serán los héroes del futuro, los que librarán la lucha definitiva —urgente, diría yo— por una nueva y arrasadora utopía de la vida

23 August 2007

Biólogos españoles hallan nuevas claves de la extinción 'en cascada' de las especies

Comprueban que la desaparición de un ejemplar puede arrastrar a muchos otros emparentados evolutivamente





Biólogos españoles hallan nuevas claves  de la extinción 'en cascada' de las especies
El Lince ibérico, una de las especies en peligro de extinción. / DM




La extinción de una especie animal no es una desgracia aislada en la vida del planeta. Casi seguro desencadenará otras desapariciones de especies 'emparentadas' en términos evolutivos, interrelacionadas en el complejo mecanismo de la subsistencia. Son extinciones 'en cascada' dentro de un ecosistema, racimos de vida que se pierden y, con ellos, irremediablemente, fragmentos de la historia de la evolución en la Tierra.

Un grupo de investigadores españoles, comandados por Jordi Bascompte, biólogo del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en Doñana, publica en el último número de 'Nature' nuevos hallazgos de su trabajo sobre la 'arquitectura' de la biodiversidad. Sus conclusiones dan una nueva dimensión a la extinción masiva de especies que registra el planeta. De la misma manera que la biodiversidad, las relaciones entre las distintas especies animales y plantas de un ecosistema no es aleatoria, sino que responde a un diseño 'arquitectónico' definido, los procesos de extinción tampoco son casuales. Responden -dice Bascompte- a un patrón universal.

«Los ecosistemas son una especie de mecano, donde las especies están ensambladas. Y entender cómo funciona ese andamiaje, cómo están ensambladas, tiene mucho que ver a la hora de entender cómo de resistentes son ante perturbaciones». También, a la hora de explicar que la desaparición de una especie en un determinado ecosistema puede desatar un daño mucho mayor.

«Las especies están interrelacionadas por esos vínculos de dependencia, y el hecho de que se pueden extinguir cinco especies puede iniciar un proceso de avalancha, una especie de efecto dominó», añade.

Además de una aniquilación física de especies mucho mayor de lo que se pensaba, la segunda dimensión del problema es que «estamos perdiendo también historia evolutiva», porque cada especie actual es el resultado de un largo recorrido evolutivo, de una adaptación de milenios al medio y a las circunstancias.

Bascompte ilustra así las conclusiones de su trabajo. «Si perdemos especies aisladas, aun cuando es trágico, podemos decir que son hojitas del árbol de la vida. Pero aún más trágico es perder una rama entera. Si se pierde una rama entera, jamás vamos a tener especies como las que se han perdido», y jamás se entenderán la historia evolutiva que había detrás de ellas.

La novedad de la investigación del equipo español, está en su enfoque global y en la «generalidad» de sus resultados, «poco habitual en Biología»

16 July 2007

Cárdenas Batel impulsa la protección a la biodiversidad

La Jornada, México, lunes 16 de julio de 2007

Morelia es polo de generación de conocimientos, dijo

ERNESTO MARTINEZ ELORRIAGA

Lázaro Cárdenas Batel inauguró en Morelia el Congreso Internacional sobre Biología Tropical y Conservación, que se desarrollará durante los próximos cuatro días en la capital michoacana, en el que se discutirán diferentes temas con el objetivo de entender el origen, evolución y conservación de la biodiversidad en ecosistemas tropicales, ante la presencia del secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada
Lázaro Cárdenas Batel inauguró en Morelia el Congreso Internacional sobre Biología Tropical y Conservación, que se desarrollará durante los próximos cuatro días en la capital michoacana, en el que se discutirán diferentes temas con el objetivo de entender el origen, evolución y conservación de la biodiversidad en ecosistemas tropicales, ante la presencia del secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Juan Rafael Elvira Quesada

Morelia, Mich., 15 de julio. El gobernador Lázaro Cárdenas Batel inauguró el Congreso Internacional sobre Biología Tropical y Conservación, que concluirá este 19 de julio en la capital michoacana, donde se estarán abordando diferentes temas con el objetivo de entender el origen, evolución y conservación de la biodiversidad en ecosistemas tropicales.

En esta reunión anual de la Asociación de Biología Tropical y Conservación (ATBC por sus siglas en inglés), participan 700 investigadores, académicos y estudiantes de 34 países, con 223 ponencias. Cárdenas Batel dijo que el tema no sólo es importante por el interés científico, sino que tiene que traducirse en el bienestar de la población que habita este tipo de ecosistema.

El mandatario estatal destacó el hecho de que la Asociación de Biología Tropical y Conservación haya decidido ligar a la biología tropical con las dimensiones humanas, y subrayó que el país y Michoacán mismo no sólo son ricos en diversidad biológica, sino que además destacan por su diversidad étnica y cultural.

Mencionó que Morelia se ha convertido en un importante polo de generación de conocimiento científico en el área de la biología tropical, ya que aquí se encuentran cuerpos académicos consolidados de instituciones que trabajan de manera interdisciplinaria y coordinada en el amplio rango de líneas de investigación. Puso como ejemplo a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y al Centro de Investigaciones en Ecosistemas de Universidad Nacional Autónoma de México, que han sido soportes fundamentales para el gobierno de Michoacán en la tarea de preservar los ecosistemas.

Por su parte, Juan Rafael Elvira Quesada, secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, mencionó que para el gobierno federal es de suma importancia conservar los recursos naturales y para ello se ha destinado este año 600 millones de dólares, recursos nunca antes ejercidos para la conservación de recursos naturales, y que serán aplicados en mayor parte en el aspecto de la conservación.

Señaló que el gobierno federal trabaja en dos vertientes, la primera se refiere al hecho de que casi 50 por ciento de las solicitudes para la conservación de bosques y selvas del país han sido presentadas por mujeres indígenas, mujeres mexicanas que demuestra su preocupación por la conservación, y la segunda tendencia al hecho de que las etnias indígenas de México han presentado una respuesta positiva al trabajo de conservación.

La ATBC realiza reuniones anuales en diferentes partes del mundo como India, Panamá, Estados Unidos, Brasil, China y ahora en México donde se abordarán temas como: estructura función y dinámica de los ecosistemas; inventarios de biodiversidad en ecosistemas tropicales; ecología, genética y evolución de los sistemas tropicales; interacciones bióticas en ecosistemas tropicales; investigación de ecológica de largo plazo; desarrollo humano y ecosistemas tropicales; especies invasoras; ecosistemas tropicales y cambio global, entre otros.

Inicia en Morelia reunión anual de la ATBC

Reporte Digital, México

Por Héctor Espinosa/Reportedigital.com.mx (15/07 23:38)

Morelia, Mich., 15 de julio (Reporte Digital).- Con la intención de lograr avances y acuerdos en cuanto a las emisiones del carbono a nivel mundial, inició en Morelia la reunión anual de la Asociación de Biología y Conservación Tropical (ATBC).

El encuentro donde participan ecologistas de talla internacional fue inaugurado por el gobernador del estado, Lázaro Cárdenas Batel; el titular de la SEMARNAT, Juan Rafael Elvira Quezada; la rectora de la UMSNH, Silvia Figueroa Zamudio; y el investigador del Instituto de Ecología de la UNAM, José Sarukhán.

Con un auditorio del Centro Cultural Universitario completamente abarrotado dieron inicio los trabajos de la reunión anual de la ATBC, donde uno de los principales objetivos será tratar el tema del “carbono neutro”, debido a que actualmente se emiten un poco más de mil toneladas de carbono contaminante.

En su discurso el Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, destacó lo importante de que encuentros de esta índole se realicen en México, debido a la labor que se tiene por delante para rescatar y cuidar la biodiversidad del país, uno de los más ricos del mundo en ese sentido.

“Sin duda México tiene prácticamente todo tipo de ecosistemas, por eso el gobierno federal como nunca esta destinando seis mil millones de pesos a la protección del medio ambiente, principalmente de bosques y selvas”, indicó el funcionario federal.

El gobernador Lázaro Cárdenas dijo estar consciente de la crisis que vive el país en materia ambiental, por lo que espera que este encuentro de la ATBC pueda contribuir a mejorar la calidad de vida de los ecosistemas y ha generar conciencia en los habitan los mismos.

“Es muy importante que este evento se realice en Michoacán porque tanto el estado, como el país representan lugares muy ricos en biodiversidad y debemos apostar por el cuidado de la naturaleza para un futuro mejor de nuestros hijos”.

El Congreso Internacional sobre Biología Tropical y Conservación comenzó con la ponencia del investigador de la UNAM, José Sarukhán, quién dijo que lo establecido en el Protocolo Kyoto ha sido ampliamente superado, debido a que en los últimos diez años se ha acelerado el calentamiento global.

“Ya no únicamente el calentamiento global se debe a las emisiones de carbono de los automóviles, sino que tienen que ver muchas prácticas más como la quema de pastizales por mencionar un ejemplo, entonces el Protocolo ha quedado ampliamente superado y tenemos que hacer algo para rescatar el planeta y desacelerar el calentamiento”.

En esta reunión anual están participando representantes y conferencistas de 34 países, se realizarán alrededor de 10 conferencias magistrales de los más destacados ecologistas e investigadores de las principales universidades del mundo y a partir del próximo miércoles se realizarán visitas a diferentes ecosistemas del estado donde se realizan relevantes estudios.

31 May 2007

Edward Wilson, padre del concepto de 'biodiversidad', gana el premio Cataluña

ESTUDIÓ LAS EXTINCIONES MASIVAS DEL SIGLO XX
Está especializado en el estudio de las hormigas e introdujo el concepto de 'biofilia'

http://www.elmundo.es
Actualizado jueves 31/05/2007 21:15 (CET)

EFE
BARCELONA.- El biólogo y entomólogo norteamericano Edward O. Wilson, el primer formulador del concepto de biodiversidad, ha ganado la XIX edición del Premio Internacional Cataluña, dotado con 80.000 euros, que concede anualmente la Generalitat.
Al dar a conocer el nombre del premiado, el presidente delegado del jurado, Xavier Rubert de Ventós, ha comentado que "el jurado ha valorado la figura de Wilson por el conjunto de su actividad, como naturalista, entomólogo, biólogo social, como teórico, como escritor y divulgador y como activista". Para Rubert de Ventós, "Wilson ha tenido, además, el coraje de defender sus ideas cuando era políticamente correcto e incorrecto".
El científico recibirá de manos del presidente catalán José Montilla el premio el próximo mes de noviembre en Barcelona en el transcurso de una ceremonia en el Palau de la Generalitat.
Edward O. Wilson, uno de los científicos de más reputación internacional, es un eminente entomólogo, especializado en el estudio de las hormigas. Conceptos y categorías hoy habituales han sido introducidos por Wilson en la literatura científica, como la sociobiología, el término biodiversidad, la conducta social, el éxito reproductivo o el parentesco genético.
Cuando en 1975 Edward Wilson publicó 'Sociobiology: The New Synthesis', con el concepto de sociobiología proponía una teoría consistente en "el estudio sistemático de las bases biológicas de toda conducta social".
De este modo, se convierte en el primer biólogo evolucionista que postula la teoría según la cual la llave de la evolución es la preservación del gen antes que la del individuo.
Otro concepto introducido por Wilson es el de biofilia, el placer espontáneo que sentimos en contacto con la naturaleza salvaje, y que se encuentra en su libro 'Biophilia' (1984); o el de la biodiversidad, que acuña por primera vez. Cuatro años después, aparece 'The Diversity of Life', que enseguida se convierte en el libro más influyente sobre la biodiversidad.

De naturalista a conservacionista
Ya desde los inicios de sus viajes, Edward Wilson queda sorprendido por el alto grado de degradación ambiental que observaba y, como casi todos los naturalistas, se convierte en conservacionista y se compromete con la defensa de la naturaleza.
Wilson ha estudiado las extinciones masivas del siglo XX y su relación con la sociedad moderna. El propio científico explica: "Tenemos que liberarnos de la idea de que todo lo que tenemos que hacer es guardar un poco de territorio en algún lugar, y que entonces podemos hacer lo que queramos con el resto. Esta es una idea muy peligrosa y falsa".
En su último trabajo, 'The creation. An appeal to save life on Earth' (2007), escrito como una carta a un pastor bautista, alerta sobre las consecuencias de la contaminación, el calentamiento global y la rápida declinación de la diversidad biológica en la Tierra, y sugiere que la ciencia y la religión deben actuar conjuntamente para resolver algunos de los problemas más graves del siglo que acaba de comenzar.
El Premio Cataluña se suma las numerosas distinciones que ha recibido Wilson, entre ellas la Medalla Nacional de Ciencia de EEUU (1976), el premio Crafoord (1990), el equivalente a un Nobel de Biología, así como dos Pulitzer por sus ensayos.
Desde que se concedió el premio por primera vez en 1989 al filósofo austríaco Karl Popper, el premio Cataluña ha distinguido a científicos y miembros de la cultura como Jacques-Yves Cousteau, Luca Cavalli-Sforza, Václav Havel, Jacques Delors, Doris Lessing, Harold Bloom, Claude Lévi-Strauss o Pere Casaldàliga.