La JormadaDomingo 13 de noviembre de 2005
El grave avance de la defaunación pone en jaque a los ecosistemas
Rodolfo Dirzo afirma que en la amazonia cada año se pierden al menos 14 millones de animales por la caza Ante el desequilibrio, ciertas variedades monopolizan los hábitat
ANGELICA ENCISO L. ENVIADA
A la par de la deforestación, la amazonia sufre cada año la pérdida de millones de animales. Los esfuerzos por evitarlo han sido en vano FOTO Ap
Oaxaca, Oax., 12 de noviembre. La "amenaza invisible" que se cierne sobre la diversidad animal con la deforestación y la cacería, es la defaunación, ya que al perderse el hábitat natural desaparecen especies. Esta situación se ha comprobado en el norte de la sierra de Los Tuxtlas, en Veracruz, donde ya no existen variedades como el tapir, el jaguar, el puma y el águila arpía.
El ecólogo Rodolfo Dirzo, quien se ha dedicado por años a estudiar lo que sucede con las especies de fauna afectadas por la deforestación de selvas y bosques, y con la cacería, precisó en entrevista que los biólogos observan cambios en la vegetación, y ahora las imágenes de satélite son una herramienta útil para ello, pero lo que no revelan esas fotografías es lo que sucede con la vida silvestre.
Destacó que a finales de los años 80 se perdían alrededor de 700 mil hectáreas del flora al año, lo cual era algo "espeluznante", pero da idea clara del estado en que se encuentra la conservación. Sumado a ello, está la "amenaza invisible" de la defaunación.
Detalló que su equipo de trabajo definió mecanismos directos para analizar la fauna. "Un método es colocar cuadros de arena en el piso de la selva y ver la frecuencia con la que se detectan pisadas de animales, después se hacen moldes y así se tiene la evidencia del ser vivo del que se trata". Indicó que de esa forma es posible calcular el estado de la fauna y la paulatina desaparición, a la que se ha llamado defaunación y tiene el mismo sentido que la deforestación.
Tan sólo en la amazonia brasileña se estima que al año, por la cacería, se pierden aproximadamente 14 millones de animales, y se puede afirmar que es una subestimación del problema, porque "esta pérdida trae consigo otras más".
Destacó que la selva de Los Tuxtlas es un ecosistema tropical importante, porque está al norte del continente americano, "tenemos el extremo norteño de la distribución de un ecosistema en nuestro país. Le da características especiales, las especies del trópico están ahí y también llegan especies de las zonas templadas, las cuales se mezclan".
Se hace una combinación incomparable de especies, no sólo el número es importante sino también el tipo, porque evolucionaron en el norte y en el trópico.
"En esa selva, con esos métodos y con avistamientos directos, podemos concluir que la mayoría de especies de vertebrados de talla intermedia y grande están en condiciones poblacionales muy decaídas, y de hecho ya hay algunas de ellas extintas. Son las especies de requerimientos de hábitat más grandes, entre ellas el tapir, el jaguar, la águila arpía, el puma y probablemente los venados".
Agregó que "empezamos a detectar que ahí no aparecían y pensamos que quizá era porque no debía haber, pero hay evidencia de científicos que han documentado que todas esas especies de tamaño medio y grande existían ahí. Esa parte de la selva ha tenido un proceso de defaunación".
Aseveró que hay estudios que analizan la conservación de las selvas desde el punto más al norte, que es la selva de la Huasteca potosina, hasta la selva lacandona. "Se ve un gradiente, la mayor afectación es el norte, menos en el medio y mucho menos en el sur, en la selva lacandona y ahí, con los mismo métodos, se han encontrado todos esos ejemplares".
La defaunación, además de la deforestación, se debe a la cacería, que es otro factor de destrucción del hábitat. En la selva de la Huasteca el área está devastada y quedan unos fragmentos donde no hay población, pero en la selva lacandona hay "áreas extensas, como Montes Azules, que tiene 335 mil hectáreas, donde la fauna, está en excelente estado de conservación".
Agregó que entre los efectos secundarios de la pérdida de fauna "lo que se puede uno imaginar, como hipótesis, es que esas especies están siendo afectadas y tienen un papel ecológico importante que se pierde con su desaparición. El fenómeno puede llevar a que algunas especies monopolicen los espacios y se reduzca la diversidad biológica".
Como ejemplo mencionó el caso de los monos que comen frutas. "Están en un árbol y se mueven a otro, después defecan o echan por la boca las semillas de la fruta que comieron. Con esto lo que hacen es algo crucial: la dispersión de semillas en un hábitat". Dijo que otro ejemplo es el de los tapires, que juegan un papel determinante en el piso de la selva, donde comen follaje y evitan el crecimiento de ciertas plantas. Al desaparecer estos animales la flora crece y se modifica el entorno natural.
Con el fenómeno de la defaunación se modifica la estructura de la selva y empiezan a dominar el espacio ciertas especies, a "monopolizarlo", y la hipótesis es que si nadie compensa la ausencia de animales, esas plantas cuando crezcan estarán en una selva con una diversidad reducida.
"Perderemos lo más notable de la selva tropical, que es su diversidad biológica. No se sabe si después vendrá otro factor que realice las tareas de los animales que ya no están, ya sea una enfermedad que mate a las plantas que monopolizan el espacio para que entren otras y no se altere la biodiversidad", indicó.
En los ecosistemas se ha encontrado que los pequeños roedores proliferan por los cambios en el piso de la selva, "ya no están sus depredadores, los animales grandes de manera que los animales pequeños ya no tienen competidores".
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