19 July 2006

Biodiversidad no admite vallas

Tierramérica
Miércoles, 19 de julio, 2006 12:31 AM

La construcción de un muro fronterizo aceleraría el deterioro de los ecosistemas en la frontera México-Estados Unidos, alertan especialistas

Los más de 3 mil kilómetrose frontera se caracterizan por ser una región con gran riqueza biológica.

POR STEPHEN LEAHY TORONTO, Canadá, y SAN JOSÉ, Estados Unidos.-

Científicos temen que los intentos de cerrar la frontera entre Estados Unidos y México tengan un gran impacto sobre la naturaleza y la ecología, frágil y única, de la región.

El reciente despliegue de la Guardia Nacional de Estados Unidos en la región fronteriza y la idea de construir muros y vallas preocupa mucho a los ecologistas de ambos países que asistieron a la vigésima reunión anual de la Sociedad para la Biología de la Conservación en San José, California, del 24 al 28 de junio.

"Un muro tendría profundos impactos ecológicos", advirtió Laura López-Hoffman, ecologista de la Universidad Nacional Autónoma de México. "Impediría el movimiento de muchas especies y algunas áreas serían destruidas durante la construcción", dijo a Tierramérica en San José.

A lo largo de la frontera hay muchas especies exóticas y amenazadas, y algunas partes son vitales para las especies migratorias, explicó.

"No hemos estudiado las potenciales consecuencias ambientales de vallas o muros, pero está claro que habrá impactos", aseguró.

La frontera internacional, de tres mil 141 kilómetros de largo, entre México y Estados Unidos, atraviesa una región biológicamente diversa de desierto, bosques de mangles, llanuras, montañas, valles de ríos, humedales, ciudades y pueblos.

Muchas especies de mamíferos, pájaros y plantas, así como 12 millones de personas, viven a lo largo de la frontera. "Los de fuera de la región no se dan cuenta de cuánto hay aquí", dijo López-Hoffman.

El Fondo Mundial para la Naturaleza y The Nature Conservancy documentaron una extraordinaria diversidad biológica en los desiertos de Chihuahua y de Sonora, en México noroccidental y Estados Unidos sudoccidental respectivamente.

Se cree que alrededor de ambos está la zona más biodiversa de América del Norte, señaló Nathan Sayre, de la Universidad de California, en la conferencia.

"El estado ambiental a lo largo de la región limítrofe (que generalmente se define como 160 mil 934 metros a cada lado de la frontera) varía de lo seriamente degradado a lo maravillosamente prístino", destacó Karl Flessa, de la Universidad de Arizona.

El área del parque Big Bend, en el meridional estado estadounidense de Texas, está en buenas condiciones, pero muchas partes a lo largo del Arizona, incluyendo algunas del Monumento Nacional Organ Pipe Cactus, un parque de 133 mil 825 hectáreas en el desierto de Sonora, están muy degradadas debido al contrabando de flora, fauna y drogas, señaló Flessa en una entrevista.

"Personal del parque en el Monumento Nacional actúa como guardia de seguridad, intentando controlar toda la actividad ilegal", resaltó.

Se estima que cuatro mil 500 millones de dólares en pájaros, lagartijas, víboras e insectos son contrabandeados a Estados Unidos cada año, principalmente a través de México, dijo en la conferencia Adrián Quijada Mascareñas, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.

Apenas entre 10 y 15 por ciento de los animales sobreviven para llegar a su destino final. Mascareñas dijo que los contrabandistas de drogas se están dedicando al comercio de naturaleza porque es menos riesgoso y, si son atrapados, a menudo sólo son multados.

"El volumen del contrabando de flora y fauna tiene un profundo impacto en la propia biodiversidad de México", afirmó López-Hoffman.

En efecto, las junglas y desiertos de México y América Central son vaciados para satisfacer el apetito de coleccionistas de mascotas exóticas. Y sin el enorme mercado estadounidense para drogas ilegales y mano de obra barata, habría mucho menos tráfico transfronterizo ilegal, agregó.

Construir más muros e implementar controles más estrictos simplemente significa que los contrabandistas, traficantes y trabajadores migrantes indocumentados ingresan a regiones más remotas, dañando áreas previamente intocadas, dijo Flessa.

En sus esfuerzos por frenar esta marea, los propios guardias de frontera hacen muchos daños. Construyen carreteras, queman amplias áreas para mejorar la visibilidad, cercan senderos, rellenan valles y estuarios, añadió.

La inmigración ilegal y el control de fronteras tienen el potencial de dañar algunos de los paisajes más hermosos de nuestro país, dijo Rodger Schlickeisen, presidente de la organización no gubernamental estadounidense Defenders of Wildlife (Defensores de la Naturaleza), en una declaración escrita.

En particular, Schlickeisen expresó su preocupación por el impacto ambiental de los proyectos de construcción de muros en el sudoccidente, que son parte del proyecto de inmigración del Senado de Estados Unidos. Tales barreras empobrecerían la biodiversidad de Estados Unidos, dijo Flessa.

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