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jueves, 14 de agosto de 2008
SAN LUIS DEL RÍO, Tlacolula.- En esta comunidad enclavada en la hondonada del río Hormiga Colorada, la serranía atrapa la pobreza de sus palenqueros.
ELIZABETH RUIZ JAIMES
FOTOS: MARIO JIMÉNEZ LEYVA/Enviados
Y mientras unos 200 mil litros de mezcal certificado por el Consejo Mexicano Regulador de la Calidad del Mezcal A.C. (Comercam) está varado en San Luis del Río, el 70 por ciento de los plantíos están muriendo porque no hay capacidad de procesar la materia prima y almacenar el mezcal. "No podemos ni vender las puras piñas. Estamos jodidos y amarrados de las manos", declaró Paciano Cruz Nolasco, quien no puede mover los cinco mil litros de mezcal avalado desde hace un año.
Las enconosas espinas han perdido su fuerza. Las hojas se han ido enjutando y la agonía de las plantas ha sido inevitable. Pero el problema no se concentra sólo en San Luis, los pobladores de la comunidad vecina, Santa Ana del Río, sienten una gran pena al ver morir los corazones de los magnos magueyes.
"Aquí se quedan ocho años de trabajo", dijo con voz cortada Don Sabino Rodríguez, afianzando los guaraches entre la hierba para no caer de las empinadas paredes de los cerros. Lanzando algunos golpes sobre las pencas con su afilado machete, explicó que las familias no pueden progresar con ventas esporádicas y a granel.
El presidente de Bienes Comunales de la agencia de Santa Ana del Río, que pertenece al municipio de San Lorenzo Albarradas, Rubén Cruz Molina, informó que unas 900 personas viven de la producción del mezcal. La plantación y el proceso del espadín (maguey para mezcal), son las principales actividades de las familias. "Con esto sobreviven 20 fábricas que no creen en el Comercam".
PANORAMA DESOLADOR
A Teófilo Blas González, de 58 años de edad, se le están desplomando cinco mil plantas porque no tiene ventas seguras y mucho menos un lugar donde almacenar el producto procesado. "Cuando me va bien vendo de 50 a 100 litros a la semana, pero hay que bajar a Zaachila, ir a Ayutla, a Tamazulapam, a los Mixes y a otras poblaciones lejanas para medio sacar para comer y seguir trabajando".
A Julio Contreras se le secaron tres mil plantas, a Porfirio Blas Cruz y a Sirio Rodríguez Cruz otras dos mil; a Rufino Hernández se le echaron a perder siete mil matas, a Eduardo Rodríguez Cruz unas tres mil. Con tanta muerte, la población en general parece tener luto en sus montañas.
Los palenqueros explicaron que el estado de Jalisco compró muchas toneladas de corazón de maguey durante el 2000 y el 2001. En aquel entonces les pagaron tan bien el kilo, que los pobladores decidieron plantar más de lo que normalmente producían. "Pero dejaron de venir y ahorita hay dos o tres que nos ofrecen un peso con veinte centavos por kilo, cuando los mozos cobran por día 150 pesos", espetó con el seño fruncido Luis Cruz Antonio.
Hacer patrimonio de mezcal se vuelve cada día menos posible. En San Luis y en Santa Ana del Río se malbarata el mezcal, las cosechas se pierden, la producción se vuelve cara, ya no se consiguen tan fácilmente los mozos y la migración ha sido la salida de las nuevas generaciones. Las fábricas que aún se mantienen, están dirigidas en su mayoría por personas de 50 años en adelante.
Avanzar por los caminos de terracería se vuelve monótono. Los plantíos de espadín empalagan la vista. Los terrenos poco a poco están siendo abandonados por falta de rentabilidad. Los pobladores se desencantan al derramar gotas de sudor menospreciadas en el mercado. "Nos regatean mucho porque el aguardiente nos desacredita", señaló Vicente Cruz.
Cabe señalar que los terrenos con espadín se encuentran entre uno y 15 kilómetros de distancia de la población. Las condiciones del terreno dificultan los cortes y el transporte es muy lento, los burros y mulas no cargan más de tres pencas de 10 kilos cada una. "Tenemos todo en contra, pero que le hacemos si es la herencia de nuestros padres, es lo único que sabemos hacer", expresó con cierta resignación Eduardo Hernández Melchor.
A cuarenta minutos de la agencia de Santa Ana del Río, se encuentra otra población que se dedica al cien por ciento a la plantación y proceso del maguey. En San Luis del Río hay 30 fábricas, de las cuales unas 12 están certificadas por el Comercam, pero esto no les ha servido de mucho, pues una vez sellada su producción en grandes contenedores de cinco mil o diez mil litros de capacidad, no pueden vender por menudeo, "tenemos que sacar de un solo jalón lo almacenado", puntualizó Pasiano Cruz Nolasco.
Es decir, que los palenqueros que cuentan con un "sello de garantía", tienen frenada la venta a granel, hasta que lleguen clientes fuertes que se lleven el líquido procesado en grandes cantidades. En la espera ya han acumulado unos 200 mil litros y ven morir el 70 por ciento de sus magueyes.
SE AHOGAN EN LA CRISIS DEL MEZCAL
La caída del espadín se debe a la escasa demanda del mezcal, las fábricas no tienen capacidad para procesar y almacenar toda la materia prima. Además, las aproximadamente 360 envasadoras registradas en le estado no compran el producto, pero sí exigen certificación, proceso que desde el 2003 ha venido ahogando a las pequeñas fábricas familiares.
"Nosotros creemos que están queriendo monopolizar el mercado para unos cuantos, pero no nos vamos a dejar, ya estamos constituidos para defender el proceso artesanal de la bebida", aseguró el presidente de la Asociación de Fabricantes y Expendedores del Tradicional Mezcal Oaxaqueño, Francisco Javier Monterroza Morales.
El vocero de al menos cien agremiados, espera que las autoridades estatales volteen a ver a los verdaderos palenqueros, se interesen por las fábricas familiares que mantienen el proceso artesanal y bajen apoyos para contenedores de acero. "Necesitamos recursos para poder procesar la materia prima, envasar colectivamente a través de normas estatales para regular el verdadero mezcal, sin candados".
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