La Jornada del Campo, 14 de agosto de 2008 Número 11
Francisco Chapela
La Unión de Comunidades Zapoteca-Chinanteca (Uzachi) es emblemática de una generación de organizaciones surgidas en los 90s como consecuencia de la lucha de los 70s por la apropiación primero de la tierra y después de los medios y procesos de producción, pero que evolucionaron en los planos político, económico y técnico, y contribuyeron a sentar las bases de un desarrollo alternativo para el campo.
En el plano político, a diferencia de las organizaciones agrarias de tipo corporativo, la Uzachi es de las que rompieron con la tradición caciquil. Después de la Revolución, el desarrollo de las comunidades rurales dependió de la buena voluntad de los caciques. Era pues fundamental ganar la voluntad de esos jefes locales para conseguir el acceso a la tierra, al financiamiento, a los servicios de educación, salud y a las comunicaciones. La Uzachi proviene de un movimiento amplio que en 1983 demandó legalmente al presidente José López Portillo por haber concesionado los bosques comunales a empresas privadas o paraestatales. Esto rompió la tradición de conducir el desarrollo rural a partir de los favores y las voluntades de los jefes políticos locales. Las comunidades demandantes no pedían los favores de un cacique, sino respeto a su derecho de propiedad.
En el plano económico, en contraste con las que conciertan subsidios gubernamentales a cambio de apoyo político, las organizaciones de la generación de la Uzachi demandaron un mejor acceso al mercado y operar de manera autónoma sus propias empresas. Un botón de muestra: en diciembre de 1982, durante una reunión de representantes de decenas de comunidades forestales, ”la totalidad de los presentes se manifestó por la defensa del régimen de mercado libre, que permita a cada una de las comunidades representadas disponer de sus recursos naturales, en particular el bosque, de acuerdo a sus propios intereses y decisiones comunales”, según documentaron Francisco Abardía y Carlos Solano.
En el plano técnico, a contracorriente con las organizaciones que se conformaron con la orientación de los extensionistas y debieron adaptar las formas de uso de sus recursos naturales, la Uzachi formó sus propios cuadros técnicos y los puso a trabajar para las comunidades, no a favor de los proveedores de equipos o de empresas externas.
La Uzachi debió pagar costos considerables por su independencia política. Todas sus gestiones fueron bloqueadas durante la gubernatura de Heladio Ramírez. En 1985 el hoy senador pretendía corporativizar todas las agrupaciones rurales dentro de la Confederación Nacional Campesina (CNC), pero la Uzachi expresa en su acta constitutiva que no pertenecerá a ninguna central del PRI ni de ningún otro partido.
Tuvo que pagar su pretensión de independencia económica, usando recursos de las comunidades o incluso de algunos comuneros, para hacerse de los medios de producción. En algunos casos recurrió a contratos a futuro con precios castigados. También vendió algunos equipos. Un comunero hipotecó su casa con tal de reunir el dinero para montar la empresa comunal.
La organización tuvo que pagar su afán por adaptar la técnica a sus propias necesidades, con una reducción del volumen de madera cosechada a menos de la mitad, con tal de ajustarlo a la posibilidad de rendimiento sostenible del bosque.
Sin embargo, a casi 25 años de fundada, la Unión Zapoteco- Chinanteca ha atestiguado la desaparición de decenas de organizaciones clientelares. A partir de una visión de manejo integrado del territorio de cada comunidad, ha ido balanceando las demandas de los distintos sectores con las posibilidades de sus recursos naturales. De esta manera, después de darle dos pasos de corta completos a los bosques de las comunidades de la Uzachi, la productividad se ha mantenido o incrementado, la superficie arbolada ha crecido y los indicadores de bienestar social han mejorado sustancialmente.
Siguiendo la tradición de los zapotecos de la sierra, de promover por todos los medios la generación y uso del conocimiento, las comunidades de la Uzachi han sabido allegarse de asesoría técnica de calidad, que les ha permitido formar cuadros técnicos capaces. Si bien en la fase de formación de la Unión (1990-1996) y en su consolidación (1997-2003), contó con la colaboración y apoyo profesional estrecho de la organización civil Estudios Rurales y Asesoría, AC, en la actualidad opera con su propio personal técnico e incluso ha constituido en un centro de capacitación regional en silvicultura comunitaria.
La Uzachi muestra la viabilidad de un futuro respetuoso de las diversidades, justo y no explotador. Jaime Luna, líder e intelectual zapoteco reconocido de la Sierra Juárez, lo pone en estos términos: “Hace poco un intelectual se preguntaba si los indígenas estábamos reclamando una autonomía subsidiada, es decir una autonomía de caricatura. Identificar autonomía con autosuficiencia es una trampa de discurso (...) La autonomía para nosotros es una posibilidad de crecer más sanos, sí, aunque no lo crean, libres de interminables contaminaciones, incluso para que de esa manera discriminemos a la sociedad restante, no como lo han hecho con nosotros, sino más bien en el sentido más constructivo, el tratarse como sociedades iguales, con los mismos derechos y las mismas obligaciones (...) El no entender el sentido profundo de nuestro reclamo autonómico es no entender nuestros afanes democráticos, es empecinarse en la necesaria exterminación de nuestros pueblos, es creer que el futuro de la humanidad es el futuro de nuestros vecinos del norte, es creer que no tenemos origen y patria, en tirar a la basura la sangre de tantas generaciones que nos han forjado, es no sembrar para el futuro (...)”
Estudios Rurales y Asesoría Campesina, AC fchapela@era-mx.org
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